lunes, 19 de octubre de 2009

Banda a parte(1964), de Jean Luc Godard



Odile, Franz y Arthur se descubren como delincuentes del cine negro hollywoodiense, en una vuelta de tuerca propuesta por la mirada irónica, intelectual y desencantada de Godard. Odile, joven que remite indirectamente a la prostituta de la novela de Quenau, en un principio cae en la trampa de estos supervivientes, tipos duros, simulacros más bien, de los rebeldes habituales del cine negro. Como ya aparecía en Al final de la escapada con un Belmondo, imitando a Bogart en sus gestos, el héroe de Godard se afianza en una perspectiva irreal de su ensimismamiento, como si fuera un punto de fuga que sin embargo lo salvase del sistema. Es decir un outsider, deliberado y atractivo. Si su incursión al cine político, vendrá luego, es cierto que los fundamentos están aquí. El personaje anárquico prefigura al comprometido. A pesar de la ambigüedad que muestra Odile, recordemos cómo espanta a aquel desconocido que intenta acercarse a ella en un baño público, no se revela cruel e indiferente como la pareja de Belmondo, en un final triste y patético. Odile y Franz acaban juntos, huyendo hacia el sur, a pesar de que la huída es buscada, el dinero que roban es dinero robado, no han de temer que los denuncien. Aún así lo que han buscado desde el principio, una excusa para empezar desde cero, lo encuentran con su propia aventura. Las influencias de Godard, su cine y sus películas se revelan en una cierta consciencia colectiva. Se convierte en un icono a imitar, como anécdota nombramos dos casos al azar: Tarantino le pone el nombre de su productora, banda aparte, en homenaje suyo, y el baile de los tres protagonistas también es homenajeado por Cristina Rosenvinge en un video suyo. Renovador del montaje, apuesta por la descripción, más o menos acertada, de unos personajes solitarios que se encuentran en su escapada. Los componentes literarios, estéticos e iconográficos, a parte de la propia corriente de su pensamiento cinematográfico, colocan su obra en un lugar de la historia oficial del cine, quizás no la que él nos enseña. Esta joya que recomendamos, es aparte de entretenida, una sorpresa visual de prinicipio a fin.